lunes, 21 de mayo de 2012


Escolástica

Para otros usos de este término, véase Escolástica (santa).
La escolástica (del latín scholasticus, y éste a su vez del griego σχολαστικός [aquel que pertenece a la escuela]), es el movimientoteológico y filosófico que intentó utilizar la filosofía grecolatina clásica para comprender la revelación religiosa del cristianismo.
Dominó en las escuelas catedralicias y en los estudios generales que dieron lugar a las universidades medievales europeas, en especial entre mediados del siglo XI y mediados del XV.
Su formación fue, sin embargo, heterogénea, ya que acogió en su seno corrientes filosóficas no sólo grecolatinas, sino también árabes yjudáicas. Esto causó en este movimiento una fundamental preocupación por consolidar y crear grandes sistemas sin contradicción interna que asimilasen toda la tradición filosófica antigua. Por otra parte, se ha señalado en la escolástica una excesiva dependencia delargumento de autoridad y el abandono de las ciencias y el empirismo.
La escolástica fue la corriente teológico-filosófica dominante del pensamiento medieval, tras la patrística de la Antigüedad tardía, y se basó en la coordinación entre fe y razón, que en cualquier caso siempre suponía la clara sumisión de la razón a la fe (Philosophia ancilla theologiae -la filosofía es esclava de la teología-). Pero también es un método de trabajo intelectual: todo pensamiento debía someterse alprincipio de autoridad (Magister dixit -lo dijo el Maestro-), y la enseñanza se podía limitar en principio a la repetición o glosa de los textos antiguos, y sobre todo de la Biblia, la principal fuente de conocimiento, pues representa la Revelación divina; a pesar de todo ello, la escolástica incentivó la especulación y el razonamiento, pues suponía someterse a un rígido armazón lógico y una estructura esquemática del discurso que debía exponerse a refutaciones y preparar defensas.

Contenido

·         1 Evolución
·         2 Alta escolástica
·         3 La escolástica jesuita
·         4 Neoescolástica
·         5 Notas
·         6 Véase también
·         7 Enlaces externos

Evolución [editar]

Ideológicamente la escolástica evolucionó en tres fases, a partir de la inicial identificación entre razón y fe, ya que para los religiosos el mismo Dios es la fuente de ambos tipos de conocimiento y la verdad es uno de sus principales atributos, de forma que Dios no podía contradecirse en estos dos caminos a la verdad y, en última instancia, si había algún conflicto, la fe debía prevalecer siempre sobre larazón, así como la teología sobre la filosofía.
De ahí se pasó a una segunda fase en que existía la conciencia de que la razón y la fe tenían sólo una zona en común.
Por último, ya a fines del siglo XIII y comienzos del XIV, en una tercera fase, la separación y divorcio entre razón y fe fueron mayores, así como entre filosofía y teología.
Cronológicamente pueden distinguirse fundamentalmente tres épocas:
§  Desde el comienzo del IX al fin del XII la escolástica está marcado por la polémica cuestión de los universales, que opone a losrealistas encabezados por Guillermo de Champeaux, a los nominalistas representados por Roscelino y a los conceptualistas (Pedro Abelardo).
§  Del siglo XII al fin del XIII tiene lugar la entrada de Aristóteles primero indirectamente a través de los filósofos judíos y árabes, especialmente Averroes, pero en seguida directamente traducido del griego al latín por San Alberto Magno y por Guillermo de Moerbeke, secretario de Santo Tomás de Aquino.
§  La tercera abarca todo el siglo XIV: Guillermo de Occam se decanta por los nominalistas y funda una vía moderna que se opone alTomismo y distingue la filosofía de la teología.

Alta escolástica [editar]

Se denomina "alta escolástica" la que tuvo lugar durante los siglos XI y XV, periodo caracterizado por las grandes cruzadas, el resurgimiento de las ciudades y por un centralismo del poder papal que desembocó en una lucha por las investiduras.

San Anselmo [editar]

La figura más descollante de esta época fue san Anselmo de Cantérbury (1033-1109). Considerado el primer escolástico, sus obrasMonologion y Proslogion tuvieron una gran repercusión, centrada sobre todo en su debatido argumento ontológico para probar la existencia de Dios, hoy conocido mayormente a través de la refutación de él hecha por Kant.
Pedro Abelardo (1079-1142) renovará la lógica y la dialéctica y creará el método escolástico de la quaestio —un problema dialecticum— con su obra Sic et non.
En el siglo XII, la escuela de Chartres se renueva con las figuras de san Bernardo (muerto en 1124), Thierry de Chartres, Bernardo Silvestre y Juan de Salisbury. Influidos por el neoplatonismo, el estoicismo y la ciencia árabe y judía, su interés se centró fundamentalmente en el estudio de la naturaleza y en el desarrollo de un humanismo que entrará en conflicto con las tendencias místicas de la época representadas por Bernardo de Claraval (1091-1153).
Hugo de San Víctor, sin embargo, llevará a cabo una conciliación entre misticismo y escolasticismo, siendo además el primero que escribió una Summa teologica (Suma de Teología) en la Edad Media.

Dominicos y franciscanos [editar]

El apogeo de la escolástica coincide con el siglo XIII, en que se fundan las universidades y surgen las órdenes mendicantes (dominicos yfranciscanos, mayormente), de donde procederán la mayoría de los teólogos y filósofos de la época.
Los dominicos asimilaron la filosofía de Aristóteles a partir de las traducciones e interpretaciones árabes de Avicena y Averroes. Los franciscanos seguirán la línea abierta por la patrística, y asimilarán el platonismo, que era mucho más armonizable con los dogmas cristianos.
Entre los franciscanos destacan Alejandro de Hales, san Buenaventura (1221-1274) y Robert Grosseteste, aunque este último perteneció también a la Escuela de Oxford, mucho más centrada en investigaciones científicas y en el estudio de la naturaleza y una de cuyas principales figuras fue Roger Bacon (1210-1292), defensor de la ciencia experimental y de la matemática.

San Alberto Magno [editar]

San Alberto Magno fue el primero en introducir y articular con la fe los textos aristotélicos. Fue profesor de Santo Tomás de Aquino. Alberto nació alrededor del año 1206 en Lauingen (hoy, Alemania), cerca del Danubio; hizo sus estudios en Padua y en París. Ingresó a la Orden de Predicadores, en la que ejerció con éxito el profesorado en varios lugares. Ordenado obispo de Ratisbona, puso todo su empeño en pacificar pueblos y ciudades. Es autor de importantes obras de teología, como también de muchas sobre ciencias naturales y sobre filosofía. Murió en Colonia el año 1280.

Santo Tomás de Aquino [editar]

Sin duda, el máximo representante de la teología dominica y en general de la escolástica es santo Tomás de Aquino (1225-1274). En su magna obra Summa teologica aceptó el empirismo aristotélico y su teoría hilemórfica y la distinción entre dos clases de intelectos.1 De la filosofía árabe, Avicena tomó la distinción (ajena a los griegos) entre ser de esencia y el ser. Dios se hace comprensible únicamente a través de una doble analogía.2
Elaboró así una fusión platónico-aristotélica, el tomismo, que con sus argumentos cosmológicos para demostrar la existencia de Dios: las cinco vías ha sido la base fundamental de la filosofía cristiana durante muchos siglos. La demarcación entre filosofía y creencia religiosa llevada a cabo por Tomás de Aquino iniciará el proceso de independencia de la razón a partir del siglo siguiente y representará el fin de la filosofía medieval y el comienzo de la filosofía moderna.

Juan Duns Escoto [editar]

En el siglo siguiente los franciscanos empiezan a cuestionar la escolástica y ésta entra en decadencia. Sus máximos representantes sonJuan Duns Scoto (1266-1308) y Guillermo de Ockham (1290-1349).
Juan Duns Escoto, franciscano de origen escocés, sustituye la idea de Dios por la idea del ser en cuanto ente (ens) y se produce una ruptura entre la fe y la razón para permitir la independencia de la filosofía y la ciencia de la teología.

Guillermo de Ockham [editar]

Pero será Guillermo de Ockham el que lleve más lejos este desarrollo. Su famoso principio de economía, denominado "navaja de Ockham", postulaba que era necesario eliminar todo aquello que no fuera evidente y dado en la intuición sensible: "El número de entes no debe ser multiplicado sin necesidad".
En el acto de conocer hemos de dar prioridad a la experiencia empírica o "conocimiento intuitivo", que es un conocimiento inmediato de la realidad (particular), ya que si todo lo que existe es singular y concreto, no existen entidades abstractas (formas, esencias) separadas de las cosas o inherentes a ellas. Los universales son únicamente nombres (nomen) y existen sólo en el alma (in ánima).
Esta postura, conocida como nominalismo, se opone a la tradición aristotélico-escolástica, que era fundamentalmente realista. Los conceptos universales, para Ockham, no son más que procesos mentales mediante los cuales el entendimiento aúna una multiplicidad de individuos semejantes mediante un término. El nominalismo conduce a afirmar el primado de la voluntad sobre la inteligencia. La voluntad de Dios no está limitada por nada (voluntarismo), ni siquiera las ideas divinas pueden interferir la omnipotencia de Dios. El mundo es absolutamente contingente y no ha de adecuarse a orden racional alguno. El único conocimiento posible ha de basarse en la experiencia (intuición sensible). La teología no es una ciencia, ya que sobrepasa los límites de la razón: la experiencia. Después de Ockham, la filosofía se separará de la teología y la ciencia comenzará su andadura autónoma. No se preocupa por lo que es el movimiento sino por cómo funciona el mismo. Éste y otros autores son los precursores de Galileo Galilei.

La escolástica jesuita [editar]

Todavía, sin embargo, dará el escolasticismo una gran figura, pero ya en el siglo XVI, en la persona del jesuita español Francisco Suárez(1548-1617). En su obra más importante, las Disputas metafísicas (1597), escrita en latín, resume y moderniza toda la tradición escolástica anterior y sienta las bases del iusnaturalismo o derecho natural de Hugo Grocio. Su obra, fecunda en inspiraciones ulteriores, fue muy influyente a lo largo del siglo XVII y XVIII y todavía se pueden encontrar ecos de ella en Hegel e incluso en Heidegger. Si bien continúa la tradición aristotélica de la filosofía española, añade elementos del nominalismo.
Así, para Suárez la distinción entre esencia y existencia es solamente una distinción de razón y de hecho cada existencia tiene su propia esencia. Sólo Dios, en tanto que ser en sí, es capaz de percibir la distinción en el ser en otro, es decir, las creaturas. El cógito de René Descartes surge de la noción suareciana de sustancia espiritual creada, que razona por intuición. También la mónada de Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) proviene de esta noción. La distinción entre esencia y existencia como distinción de razón (el concepto de sustancia de Baruch Spinoza) también tiene su origen en la filosofía de Suárez, y el sujeto trascendental de Kant se inspira en la noción de analogía de atribución manejada en esta tradición escolástica.

Neoescolástica [editar]

Artículo principal: Neoescolástica
En el siglo XIX se produce un resurgimiento de la escolástica denominado "neoescolástica" y en el siglo XX surgirá un "neotomismo", cuyas figuras más representativas fueron Jacques Maritain y Étienne Gilson. Ambos contribuyeron a difundir el tomismo en la cultura laica. Merecen destacarse también Désiré Joseph Mercier, Desiderio Nys, A. Farges, Tomasso Zigliara, Fernand van Steenberghen, Leo Elders, M. Grabmann, Armand Maurer, Charles de Koninck, James A. Weisheipl, Jean-Pierre Torrell, Josef Pieper, Pierre Mandonnet OP,A. D. Sertillanges OP, Yves Congar OP, Marie-Dominique Chenu OP, Reginaldo Garrigou-Lagrange OP, Odon Lottin OSB, Gallus M. Manser OP, Cornelio Fabro, John F. Wippel, etc.
El balance del tomismo en el siglo XX es muy positivo. En este siglo merece destacarse la labor que han realizado los dominicos españoles. Además de los ya citados destacan: Victorino Rodríguez, Santiago Ramírez O.P., Guillermo Fraile OP y Teófilo Urdanoz OP (autores de Historia de la Filosofía, BAC), Quintín Turiel y Aniceto Fernández. En la actualidad continúan enseñando la filosofía de Santo Tomás: José Todolí, Juan José Gallego, Jordán Gallego, Vicente Cudeiro, Armando Bandera, Marcos F. Manzanedo, Mateo Febrer, Vicens Igual y Juan José Llamedo. Uno de los filósofos más importantes de los dominicos es el español Abelardo Lobato, rector de la Facultad de Teología de Lugano (Suiza).
También el jesuita español Ramón Orlandis Despuig, fundador de la Schola Cordis Iesu (1925) e inspirador de la revista Cristiandad(1944), quien formó a Jaime Bofill y a Francisco Canals Vidal, con quienes se empezó a conocer la Escuela tomista de Barcelona.
Han sido muchos quienes han contribuido al florecimiento del tomismo: Ángel González Álvarez, Leopoldo Eulogio Palacios, Carlos Cardona y su discípulo Ramón García de Haro. Asimismo, Antonio Millán-Puelles, Osvaldo Lira, Leonardo Castellani, Julio Meinvielle, Francisco Canals, Juan Vallet de Goytisolo, Jesús García López, Mariano Artigas Mayayo, Luis Clavell Martínez-Repiso, Ángel Luis González, Miguel Ayuso, Rafael Alvira, Rafael Gambra Ciudad, Tomás Melendo, Eudaldo Forment, Armando Segura, Luis Romera, Alfonso García Marqués, Patricia Moya, y Javier Pérez Guerrero.
En Argentina sobresalen Tomás D. Casares, Octavio Nicolás Derisi, Alberto Caturelli, Juan José Sanguineti, Juan Alfredo Casaubon, Ignacio Andereggen, Juan R. Sepich (en su primera época), Guido Soaje Ramos, el jesuita Ismael Quiles y el dominico Domingo Basso, entre otros.

Inca Garcilaso de la Vega

Para el poeta español del Siglo de Oro véase Garcilaso de la Vega.
Gómez Suárez de Figueroa, apodado Inca Garcilaso de la Vega, (Cuzco, Virreinato del Perú, 12 de abril 1539 - Córdoba, España, 23 de abril 1616) fue un escritor e historiadorhispanoperuano. "Primer mestizo biológico y espiritual de América", "Príncipe de los escritores del nuevo mundo", son algunos de los apelativos con los cuales se califica a este gran cronista mestizo peruano. Perteneció a la época de los cronistas post Toledanos, durante el período colonial de la historia del Perú.
Un escritor peruano insigne de la colonia, supo expresar la grandeza de su herencia nacional Inca en su obra cumbre: Comentarios Reales de los Incas, la cual llegó a ser ulteriormente vetada, en el Virreinato del Perú y Buenos Aires, por la corona española al ser considerada sediciosa y peligrosa para sus intereses[cita requerida], debido al levantamiento de Túpac Amaru II (4 de noviembre de 1780).
Su nombre cristiano de bautismo fue Gómez Suárez de Figueroa. En su exilio autoimpuesto en España lo cambió años más tarde por el de Inca Garcilaso de la Vega.

Contenido

·         1 Biografía
·         2 Obras
·         3 Véase también
·         4 Enlaces externos

Biografía [editar]

Era hijo del conquistador español capitán Sebastián Garcilaso de la Vega, de la nobleza extremeña, y de la princesa inca Isabel Chimpu Ocllo, nieta del Inca Túpac Yupanqui y sobrina del Inca Huayna Cápac, emperador del "reino los cuatro suyos" o Tahuantinsuyo(nombre del Imperio Incaico en su lengua nativa Quechua). Gracias a la privilegiada posición de su padre, que perteneció a la facción de Francisco Pizarro hasta que se pasó al bando del virrey La Gasca, fue bautizado con los apellidos ilustres del mayor de sus tíos paternos y de otros antepasados que pertenecieron a la casa de Feria; estudió en el colegio de Indios Nobles del Cuzco, el Inca Garcilaso de la Vega recibió en Cuzco una esmerada educación al lado de los hijos de Francisco y Gonzalo Pizarro, mestizos e ilegítimos como él, pero durante sus primeros años estuvo en estrecho contacto con su madre y con lo más selecto de la nobleza incaica, por ejemplo los hijos del emperador Huayna Cápac: Paullu Inca y Tito Auquí. Accedió pues a la instrucción de los amautas o sabios incas versados en la mitología y cultura incas:
Estas y otras semejantes pláticas tenían los Incas y Pallas en sus visitas, y con la memoria del bien perdido siempre acababan su conversación en lágrimas y llanto, diciendo: "Trocósenos el reinar en vasallaje, etc." En estas pláticas, yo como muchacho, entraba y salía muchas veces donde ellos estaban y me holgaba de las oír, como holgaban los tales de oír fábulas (Comentarios reales, I, 1, 15)
Sin embargo, su padre se vio obligado a abandonar a la princesa inca a causa de la presión de la corona porque los nobles españoles se casasen con damas nobles españolas, y así lo hizo para matrimoniar con Luisa Martel de los Ríos; sin embargo, no lo hizo sin conceder antes a su madre una cuantiosa dote, que le sirvió para casarse con Juan del Pedroche, un soldado peninsular, de la que tendría el inca dos mediohermanas, Luisa de Herrera y Ana Ruiz. Su adolescencia estuvo, sin embargo, ensombrecida por las cruentas guerras civiles del Perú, y él y su padre padecieron la persecución de los rebeldes Gonzalo Pizarro y Francisco de Carvajal. Su padre le tuvo en gran estima, como demuestra el hecho del cariño que le demostró su hijo en sus escritos y el hecho de que le legara en su testamento (1559) tierras en la región de Paucartambo y cuatro mil pesos de oro y plata ensayada para que el joven mestizo cursara estudios en España.
Y fue poco después de morir su padre, a los veintiún años de edad, el 20 de enero de 1560, cuando Garcilaso salió de Cuzco camino deEspaña, emprendiendo un viaje que se mostró particularmente arriesgado desde Ciudad de los Reyes (Lima) hasta Panamá y Cartagena de Indias, para tomar la ruta de los galeones hasta la Habana y las Azores, donde un marinero portugués le salvó la vida antes de llegar a Lisboa. Tras una breve estancia en Extremadura, donde visitó a unos familiares, se estableció en el pueblo cordobés de Montilla donde residía su tío Alonso de Vargas. Luego, en 1561, fue a Madrid a pretender algunas mercedes que se debían a su padre, y allí conoció al conquistador Gonzalo Silvestre, quien le suministraría numerosos datos para su obra La Florida. Desengañado de las intrigas cortesanas (acusaron a su padre no menos que de favorecer al rebelde Gonzalo Pizarro dejándole un caballo que le salvó la vida en una batalla, y tal versión fue apoyada por los cronistas de indias oficiales) pensó en volver a Perú en 1563, pero optó por seguir la carrera militar, como su padre. Abandonó el nombre de Gómez de Figueroa y firmó ya para siempre con el de Garcilaso de la Vega, por el que será más conocido. Como su padre, logró el grado de capitán, y tomó parte en la represión de los moriscos de Granada bajo el mando de don Juan de Austria y, más tarde, conoció las obras del filósofo neoplatónico León Hebreo, cuyos Diálogos de amor traducirá. Entre 1570 y 1571 se entera de la muerte de su madre y de su amado tío Alonso de Vargas; este último le adjudicó bienes en su testamento que hicieron que ya en el futuro no se tuviese que preocupar de su sustento y aun disfrutase de cierta holgura. Poco después, el fallecimiento de su tía política Luisa Ponce le hizo relacionarse indirectamente con Luis de Góngora y en Montilla coincidió con Miguel de Cervantes, que recaudaba fondos para la corona. Y parece ser que Cervantes conocía las obras del insigne mestizo: había leído la traducción por Garcilaso de los Diálogos de amor de León Hebreo. Los bienes heredados de su tía acrecentaron aún más su bienestar económico y le posibilitaron entregarse a la cultura. En 1590, muy probablemente dolido por la poca consideración en que se le tenía en el ejército por su condición de mestizo, dejó las armas y entró en religión. Frecuentó los círculos humanísticos de Sevilla, Montilla y Córdoba y se volcó en el estudio de la historia y en la lectura de los poetas clásicos y renacentistas. Fruto de esas lecturas fue la celebrada traducción delitaliano que el Inca Garcilaso hizo de los Diálogos de amor de León Hebreo, que dio a conocer en Madrid el mismo año de su retiro. Se trasladó a Córdoba en 1591, y se relacionó con algunos doctores, como el jesuita Juan de Pineda, quien le instó a preparar un comentario piadoso de las Lamentaciones de Job. Buscó relaciones de soldados asistentes a la conquista de La Florida y encontró dos, la de Alonso Carmona y la de Juan Coles, que le obligaron a retocar lo que ya tenía escrito sobre Hernando de Soto. En 1605 publicó el resultado en Lisboa con el título La Florida.

En 1612 Garcilaso compró la Capilla de las Ánimas en la Catedral de Córdoba, donde su hijo sería sacristán y donde quiere ser enterrado, y fallece cuatro años después, entre el 22 y el 24 de abril de 1616 como fechas probables. En aquella capilla sus albaceas grabaron esta lápida:
El Inca Garcilaso de la Vega, varón insigne, digno de perpetua memoria. Ilustre en sangre. Perito en letras. Valiente en armas. Hijo de Garcilaso de la Vega. De las Casas de los duques de Feria e Infantado y de Elisabeth Palla, hermana de Huayna Capac, último emperador de las Indias. Comentó La Florida. Tradujo a León Hebreo y compuso los Comentarios reales. Vivió en Córdoba con mucha religión. Murió ejemplar: dotó esta capilla. Enterróse en ella. Vinculó sus bienes al sufragio de las ánimas del purgatorio. Son patronos perpetuos los señores Deán y Cabildo de esta santa iglesia. Falleció a 23 de abril de 1616.
El 25 de noviembre de 1978 el rey Juan Carlos I de España hizo entrega de una arqueta conteniendo una parte de sus cenizas que reposan actualmente en la Catedral del Cusco.

Obras [editar]

Siguiendo las corrientes humanistas europeas en boga en su tiempo, Garcilaso, el Inca, inició un ambicioso y original proyectohistoriográfico centrado en el pasado americano, y en especial en el del Perú.
Considerado como el padre de las letras del continente, en 1605 dio a conocer en Lisboa su Historia de la Florida y jornada que a ella hizo el gobernador Hernando de Soto, título que quedó sintetizado en La Florida del Inca. La obra contiene la crónica de la expedición de aquel conquistador, de acuerdo con los relatos que recogió él mismo durante años, y defiende la legitimidad de imponer en aquellosterritorios la soberanía española para someterlos a la jurisdicción cristiana.
El título más célebre de Garcilaso el Inca, sin embargo, fueron los Comentarios reales, la primera parte de los cuales apareció en 1609, también en Lisboa publicada por Pedro Craasbeck. Escrito a partir de sus propios recuerdos de infancia y juventud, escuchado directamente de sus parientes, de contactos epistolares y visitas a personajes destacados del Virreinato del Perú, el relato constituye, pese a los problemas de sus fuentes orales y escritas y a las incongruencias de muchas fechas, uno de los intentos más logrados, tanto conceptual como estilísticamente, de salvaguardar la memoria de las tradiciones de la civilización andina. Por esta razón es considerada su obra maestra y se la ha reconocido como el punto de partida de la literatura latinoamericana.
La segunda parte fue publicada en Córdoba, en 1617, con el título "Historia general del Perú: trata el descubrimiento del, y como lo ganaron los españoles, las guerras ciuiles que huuo entre Piçarros, y Almagros, sobre la partija de la tierra, castigo y leuantamiento de tiranos, y otros sucessos particulares. "
Sus obras reflejan lo siguiente:
1. Él recibió una educación formal y Europea de primer nivel después de trasladarse a España a una edad no mayor de los 21 años.
2. Su familia materna eran los antiguos gobernantes Incas, y por ello, él describe a los Incas como monarcas benévolos que gobernaban un país donde todos vivían bien alimentados y felices.
3. A manera de ejemplo, Garcilaso no menciona los sacrificios humanos, una practica ancestral más antigua que el imperio inca, pero que también se dieron en el tiempo de los Incas. No hay manera de saber si su omisión de las cronicas fue intencional para favorecer la imagen de sus ancestros Incas, o si fue mera ignorancia debido a que vivió la mayor parte de su vida en España
“Mandaba el Inca que las tierras de los vasallos 
fuesen preferidas a las suyas, porque decían que 
de la prosperidad de los súbditos redundaba el buen
servicio para el Rey, que estando pobres y
necesitados, mal podían servir en la guerra ni en la paz.”


Inca Garcilaso de la Vega
Comentarios
Reales (1609)

I. El proyecto nacional surge de la historia 
El libro de los orígenes del Perú contemporáneo es, sin duda, los Comentarios reales, del Inca Garcilaso. Es la primera versión moderna de la historia peruana desde el mestizaje. Para historiar el poderoso proceso de “mezcla de ambas naciones” nadie mejor que un hijo de noble cusqueña y de capitán español. La palabra ancestral adoptó la forma escrita, como un nuevo logos ordenador que surgió entre nosotros preocupado por explicar el pasado y urgido por transmitir su mensaje “a los tiempos venideros, que es cuando más sirven las historias”. Hubo aquí un esfuerzo por reconstruir el pasado, para que sirviera a la construcción del futuro: el Proyecto de Nación debía salir naturalmente de las entrañas de la Historia.

Es la Memoria de los orígenes y signa nuestro destino. Allí están los cimientos con los que se configura la identidad, la primera piedra del proyecto nacional. Los Comentarios, dice Porras Barrenechea, constituyen la “síntesis original y airosa de este sorprendente connubio histórico. Con ellos nace espiritualmente el Perú”. Su mensaje atravesó los tiempos y tuvo preclaros destinatarios: el rebelde Tupac Amaru II hizo del libro “la biblia secreta de la revolución”: se trata de la edición de 1723, que le regaló en Lima Miguel Surco Montiel, en Diciembre de 1777. Esta fue primera insurrección armada en América (1780), encabezada por el sector nacionalista de la nobleza inca, que con la derrota de España no se proponía “restablecer el incanato”, sino erigir una Nación soberana y unitaria. Francisco de Miranda, Simón Bolívar y su maestro Simón Rodríguez se informaron en sus páginas sobre las grandezas del Perú antiguo. Una de las primeras iniciativas de San Martín, fue promover la publicación de los Comentarios reales. En Europa fue uno de los libros mas traducidos e influyó notoriamente en la renovación del pensamiento político de los siglos XVII y XVIII. Sus lectores se llamaban Campanella, Bacon, Morelly, Montesquieu, Rousseau, Raynal, Voltaire, Diderot, Jefferson, entre muchos otros. 

En el Libro Quinto de los Comentarios se puede encontrar una instructiva información sobre cómo se repartían y labraban las tierras, sobre el pago de los tributos, las leyes y ordenanzas en favor de los súbditos, sobre las modalidades de participación social en la vida productiva. Era la práctica de la reciprocidad la que estructuraba el tejido social. 

La viabilidad de la sociedad inca residía en la vigorosa y ordenada estructura cooperativa. El éxito que alcanzaron en la agricultura, la ganadería, la tecnología o la ingeniería civil, se debió a la organización social. La realización de grandes obras, como el tendido de carreteras, suscitó la admiración de los españoles. Pedro Cieza de León, el Príncipe de los Cronistas, testimonia:

Una de las cosas que yo más admiré, contemplando y notando las cosas de este reino, fue pensar cómo y de qué manera se pudieron hacer caminos tan grandes y soberbios como por él vemos y qué fuerzas de hombres bastaran a los hacer y con qué herramientas o instrumentos pudieron allanar los montes y quebrantar las peñas; para hacerlos tan anchos y buenos como están. 

Las preguntas resultan de flagrante interés. Dejemos responder al propio cronista español:

Me parece que si el Emperador [de España, Carlos V] quisiese mandar hacer otro camino real, como el que va de Quito a Cuzco o sale del Cuzco para ir a Chile, ciertamente creo, con todo su poder para ello no fuese poderoso ni fuerzas de hombres le pudiesen hazer si no fuese con la orden tan grande que para ello los Incas mandaron que hobiese. 

Estos caminos, conocidos como “Qhapac Ñan”, tenían “más de mil y cien leguas” (más de 5 mil km.) y atravesaban cumbres, quebradas, precipicios, ríos, selvas, glaciares, con lo que se convierten en únicos en el mundo. El cronista resuelve el enigma que explica esta proeza: “si no fuese con la orden tan grande que para ello los Inca mandaron que hobiese”. En esos mismos años Michel de Montaigne lo comparaba con “las grandes obras hechas por Grecia, Roma y Egipto”. Los puentes colgantes, la construcción de andenes en zonas abruptas, el sistema de regadío por cochas, la agricultura y el pastoreo a más de tres mil metros de altura, la acumulación de alimentos en los tambos, la construcción de enormes ciudades ciclópeas como Cusco o Machu Picchu, fueron posibles gracias a una esmerada participación social. 

La intensa vida asociativa permitió a la sociedad inca cumplir con sus deberes más elementales: dar de comer a todos sus habitantes, vestir con decoro y sin ostentación, tener una economía tanto doméstica como de escala, autosuficiente y sin carestías. El Inca Garcilaso revela que en el incanato no había inflación: “todos universalmente sembraban lo que había menester para sustentar sus casas, y así no tenían necesidad de vender sus bastimientos ni de encarecerlos, ni saben que cosa es carestía”

Recuerda Garcilaso una verdad rotunda que ha atravesado los siglos: “en todo Perú hay gran falta de tierras de pan”. Un problema de estructuras no resuelto hasta hoy. Si las tierras son pocas y mal cultivadas, el hambre asediará el país, corroerá la nación. Y esto ha ocurrido en diferentes momentos de nuestra historia. Las características de la geografía, una dimensión permanente del Perú, fueron consideradas determinantes en la organización y planificación de la sociedad inca; eran plenamente consciente de una geografía vasta, múltiple y accidentada, de modo que idearon (“la necesidad […] aviva los entendimientos”, dice Garcilaso) formas originales para ampliar el espacio cultivado y arrancar frutos a las tierras agrestes. Tal es el caso de los andenes, los cultivos de camellones, las chacras hundidas, el regadío por cochas, etc. . Al construir diques, el estadista Pachacutek pedía que “ninguna gota de agua caiga al mar”, y se castigaba, “con el pago de la vida” si era necesario, la depredación de la fauna terrestre y marítima.

La única posibilidad de tener éxito en esta clase de territorios era recurriendo a la intervención organizada de la colectividad, para preparar el terreno, roturar y sembrar en espacios tan adversos. El dilema era cultivar o perecer. El trabajo era la única opción. Se puede decir que el trabajo esmerado era la verdad del Imperio inca. Vivir fuera de él era vivir en el error.

Junta de Valladolid

La Junta de Valladolid es la denominación habitual del célebre debate que tuvo lugar en 1550 y 1551 en el Colegio de San Gregorio de Valladolid, dentro de la llamada polémica de los naturales (indígenas americanos o indios), y que enfrentó dos formas antagónicas de concebir la conquista de América, interpretadas románticamente como la de los defensores y la de los enemigos de los indios: la primera, representada por Bartolomé de las Casas, considerado hoy pionero de la lucha por los derechos humanos; y la segunda, porJuan Ginés de Sepúlveda, que defendía el derecho y la conveniencia del dominio de los españoles sobre los indígenas, a quienes además concibe como naturalmente inferiores. No hubo una resolución final.

No debe confundirse esta Junta con la Conferencia de Valladolid de 1527 sobre el erasmismo.

Contenido

·         1 Precedentes
·         2 Trascendencia del debate
·         3 Participantes
·         4 Enfrentamiento de posturas
·         5 Conclusión: Motivaciones
·         6 Recreación fílmica
·         7 Referencias

Precedentes [editar]

También se la considera parte de la más extensa polémica de los justos títulos del dominio castellano sobre América, que se remonta a las Bulas Alejandrinas y los tratados con Portugal(tratado de Tordesillas) de finales del siglo XV y los recelos con que fueron recibidos en las cortes europeas. Se dice que Francisco I de Francia pidió retóricamente que le mostraran la cláusula del testamento de Adán en que tales documentos se basaban y que diera derecho a repartir el mundo entre castellanos y portugueses.
El hecho de que se considerara necesaria una reflexión pública como la de esta Junta se ha considerado siempre excepcional, en comparación con cualquier otro proceso histórico de formación de un Imperio. No obstante, está en sintonía con la preocupación que laMonarquía Católica sintió siempre de mantener bajo un control paternalista a los naturales y que había producido y siguió produciendo el gran corpus legislativo de las Leyes de Indias. El precedente en la generación anterior a la Junta de Valladolid fue la llamada Junta de Burgos de 1512, que había asentado jurídicamente los derechos de los reyes a hacer la guerra a los indígenas que se resistieran a la evangelización (para garantizarse lo cual había que leerles un famoso Requerimiento) y encontrar un equilibrio entre el predominio social de los colonizadores españoles y la protección al indígena, que se quería conseguir con la encomienda. Resultado de todo ello fueron lasLeyes de Burgos (1512).

Trascendencia del debate [editar]

La discusión parte de bases teológicas, pues la Teología era considerada superior a cualquier otro saber (philosophia ancilla teologiae). No discurría en torno a si los indígenas de América eran seres humanos con alma o salvajes susceptibles de ser domesticados como animales. Eso hubiera sido herético, y ya estaba resuelto por la bula papal Sublimis Deus (1537). Algunas veces se entiende esta bula como respuesta a opiniones que pusieran en entredicho la humanidad de los naturales; pero el papa (Paulo III, incitado por dos dominicos españoles) no pretendía definir la racionalidad del indígena, sino que suponiendo dicha racionalidad en cuanto que los indios son hombres, declaraba su derecho a la libertad y la propiedad, así como el derecho a abrazar el cristianismo, que debe serles predicado pacíficamente.
El propósito declarado de la discusión era ofrecer una base teológica y jurídica segura para decidir cómo debía procederse en los descubrimientos, conquistas y población de las Indias.
Surgió de esta disputa el Derecho de gentes (ius gentium), principio del fin de la justificación del dominio en las diferencias entre unos hombres y otros, idea que se arrastraba desde Aristóteles.1

Participantes [editar]

Participaron en la Junta de 1550, además de los dos clérigos citados, Domingo de Soto, Bartolomé de Carranza y Melchor Cano (que para la segunda parte del debate tuvo que ser sustituido por Pedro de Lagasca, pues él partió al Concilio de Trento). No es casualidad que todos ellos fueran dominicos: la Orden de Predicadores controlaba las universidades españolas a través de las cátedras y los colegios. Varios en esa Junta (Soto y Cano) eran discípulos de Francisco de Vitoria, muerto cuatro años antes, en 1546. Vitoria encabezó lo que se ha venido denominando la escuela de Salamanca (por desarrollarse en la Universidad de Salamanca). Carranza enseñaba en el mismo Valladolid, y Sepúlveda, que había estudiado en Alcalá de Henares y Bolonia y se había destacado por su antierasmismo, no era docente universitario, sino preceptor del propio príncipe (luego Felipe II). Fue su oposición a las Leyes Nuevas de Indias de 1542 (cuya revocación habían conseguido en los distintos virreinatos los encomenderos) lo que había provocado la vuelta a España de Las Casas, que ocupaba el puesto de Obispo de Chiapas y no tenía formación académica. Comenzó una polémica intelectual entre los dos: Sepúlveda publicó su De justis belli causis apud indios y Las Casas replicó con sus Treinta proposiciones muy jurídicas. La Junta debía resolver el conflicto.
Sepúlveda aportaba un trabajo titulado Demócrates alter, en el que sostenía que los indios, como seres inferiores, debían quedar sometidos a los españoles, y lo completó con más argumentación escrita en el mismo sentido. La Apología de las Casas fue el texto clave en las discusiones. Los trabajos se desarrollaron entre los meses de agosto y septiembre de 1550. La Junta quedó inconclusa y por ello volvió a convocarse el año siguiente. En la disputa no hubo resolución final. Los dos exponentes se consideraron vencedores.

Enfrentamiento de posturas [editar]

El papel de Juan Ginés de Sepúlveda era la defensa de la guerra justa contra los indios a causa de sus pecados e idolatría (de no haberlos creído seres humanos, tampoco podrían pecar, y malamente podrían los españoles tener el deber de evangelización). También defendió su inferioridad, que obligaba a los españoles a tutelarlos. Correspondía a Bartolomé de las Casas el esfuerzo de demostrar que los americanos eran iguales a los europeos. La contribución de Domingo de Soto a esta postura fue fundamental.
En el mismo sentido que éstos últimos, el espíritu intelectual que animaba el debate aun no estando presentes, Francisco de Vitoria, se había cuestionado si desde un principio era lícita la conquista americana.

Hombres salvajes. Fachada delColegio de San Gregorio, Valladolid. Los asistentes a la Junta pudieron tenerlo presente en sus reflexiones sobre la naturaleza de los indígenas.

Tesis de Ginés de Sepúlveda [editar]

Sepúlveda (Democrates secundus, o de las justas causas de la guerra contra los indios) sigue argumentos aristotélicos y humanistas (que obtiene de Palacios Rubios y Poliziano). Propone cuatro "justos títulos" que justifican la conquista:
§  El derecho de tutela implica la servidumbre o esclavitud natural de los indígenas. Les conviene por su propio bien someterse a los españoles, ya que son incapaces de gobernarse a sí mismos.
§  La necesidad de impedir, incluso por la fuerza, el canibalismo y otras conductas antinaturales que practican los indígenas.
§  La obligación de salvar a las futuras víctimas inocentes que serían sacrificadas a los dioses falsos.
§  El mandato evangelizador que Cristo dio a los apóstoles y el Papa al Rey Católico.
El conjunto de argumentos que utiliza es complejo, lo desarrolló en varias obras más y pueden englobarse en argumentos de razón y derecho natural y argumentos teológicos. 2

Respuesta de Las Casas y tesis de Vitoria [editar]

Las Casas, que no le va a la zaga en aristotelismo, demuestra la racionalidad de los indígenas a través de su civilización: la arquitectura de los aztecas rebate la comparación con las abejas que había hecho Sepúlveda. No encuentra en las costumbres de los indígenas americanos una mayor crueldad que la que pudiera encontrarse en las civilizaciones del Viejo Mundo o en el pasado de España:
"Menor razón hay para que los defectos y costumbres incultas y no moderadas que en estas nuestras indianas gentes halláremos nos maravillen y, por ellas, las menospreciemos, pues no solamente muchas y aun todas las repúblicas fueron muy más perversas, irracionales y en prabidad más estragadas, y en muchas virtudes y bienes morales muy menos morigeradas y ordenadas. Pero nosotros mismos, en nuestros antecesores, fuimos muy peores, así en la irracionalidad y confusa policía como en vicios y costumbres brutales por toda la redondez desta nuestra España"3

Sacrificio azteca, Códice Mendoza. Argumentos para ambas partes: costumbres antinaturales y arquitectura civilizada
Frente a los "justos títulos" que defendía Sepúlveda, Francisco de Vitoria había expuesto una lista de "títulos injustos" y otros "justos títulos":
§  Las bulas de donación papal y el Requerimiento que se lee a los indígenas para justificar su sometimiento son títulos menos seguros que los que daría la aplicación del derecho de comunicación, que si es negado por los indígenas permite a los españoles obtenerlo a la fuerza.
§  Niega el derecho de ocupación por la pura aplicación de la fuerza, pero defiende la libertad de transitar por los mares, argumento muy polémico también defendido por Hugo Grocio, y que no conviene al monopolio colonial del comercio con las Indias.
§  La evangelización no es una obligación de los españoles, pero sí un derecho de los indígenas.4

Conclusión: Motivaciones [editar]

No conviene olvidar que, en la práctica, ambas posiciones justificaban el dominio castellano. La junta de Valladolid y el debate de los justos títulos no sólo responde a los escrúpulos de conciencia de los Reyes, alertados por clérigos bienintencionados, sino a la necesidad de justificación (fundamentalmente ante las demás monarquías autoritarias de Europa Occidental) de un hecho que de ninguna manera se va a alterar, que es la colonización de América. Es cierto que después del debate hay un freno a las conquistas, a las que empezará a rebautizarse eufemísticamente como "pacificaciones". Llegan a darse incluso instrucciones para detenerlas, pero coincide con el hecho de que ya se han conquistado las dos grandes civilizaciones precolombinas (México y Perú), siendo las zonas selváticas y desérticas de poco interés para la ampliación del Imperio. La época de los conquistadores ha terminado.
La humanización del trato a los indígenas es un tema diferente, que también responde a dos motivaciones: escrúpulos morales, pero también el interés de los propios reyes en mantener vivos a sus súbditos y garantizar la continuidad de los ingresos americanos frente a la codicia de los encomenderos. Ambas motivaciones, así como el ambiente intelectual generado por la Junta de Valladolid y la polémica, inspiraron nuevas Leyes de Indias a añadir a las anteriores. La sincera preocupación de Bartolomé de las Casas por la suerte de los indígenas (que tan crudamente describe en la Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias) le llevó a una notable propuesta que permite entender su concepción del indígena: Le parecía admisible una buena idea que salvo a muchos lugares de América de la despoblación (sobre todo a las Antillas), la importación de esclavos negros, naturalmente más inclinados al trabajo que los débiles indios. Un buen argumento aristotélico, sin duda, pero floja defensa de los derechos humanos, del que más tarde (1559 ó 1560) se desdijo:
Antiguamente, antes que hobiese ingenios, teníamos por opinión en esta isla [la Española], que si al negro no acaecía ahorcalle, nunca moría, porque nunca habíamos visto negro de su enfermedad muerto... pero después que los metieron en los ingenios, por los grandes trabajos que padecían y por los brebajes que de las mieles de cañas hacen y beben, hallaron su muerte y pestilencia, y así muchos dellos cada día mueren.
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Recreación fílmica [editar]

Existe un telefilm francés que recrea este episodio con el título de La Controverse de Valladolid del año 1991, dirigido por Jean-Daniel Verhaeghe, con guión de Jean-Claude Carrière, y que cuenta como actores con Jean-Louis Trintignant (Sepúlveda), Jean-Pierre Marielle(Las Casas) y Jean Carmet (Legado del papa).

Referencias [editar]

1.       *
"Si pasamos a la América española, en el campo de la historia de las ideas encontramos diferencias relevantes con cuanto hemos dicho hasta ahora. En efecto, es intensa a finales de los primeros tiempos la actividad misionera con acentos milenarios. Además, para todo el siglo XVI y las primeras décadas del siglo XVII, se desarrolla un intenso debate político sobre la nueva tierra, sobre los indígenas, los motivos que pueden justificar la conquista española. Es un debate del cual participaron las mejores inteligencias españolas de la época, teólogos, juristas, políticos. Nada similar podemos encontrar en otro lugar. También por los motivos circunstanciales: ni los franceses ni los ingleses ni los portugueses se encontraron con organismos políticos desarrollados y organizados en Estados, como los reinos azteca e inca que encontraron los españoles. En España, gracias también a la decisión tomada de posiciones papales, se supera rápido el problema de la naturaleza del indio. Pablo III con la célebre bula Sublimis Deus de 1537, declara a los indígenas hombres con todos los efectos y capacidades de cristianos. Es cierto que esto no parece suficiente porque quedaba en vigor el requerimiento y la bula Inter caetera promulgada por Alejandro VI en 1493, sobre la cual Juan López de Palacios Rubios y Matías de Paz de 1512 fundaban jurídicamente la ocupación de América. Lo que se quiere notar aquí es que siempre en los treinta años del 1500 dos teólogos dominicanos de la celebérrima Universidad de Salamanca, Francisco de Vitoria y Domingo de Soto, enfrentaron el problema de los principados indígenas americanos. Colocados en el camino que conduce a la más moderna teoría del Estado, construyeron un camino paralelo a aquel deMaquiavelo y de Jean Bodin, los dos, pero sobre todo el primero con la fuerza de la novedad y gran vigor polémico, que era de los eclesiásticos (por esto propia fuerza) corría lentamente la discusión de lo religioso a lo político y declararon la legitimidad política de las regiones y de los soberanos indígenas americanos. Ellos no eran ni paganos ni pecadores para sacarles la soberanía india y la legitimidad de sus gobernantes, ya que la sociedad y el poder están fundados sobre la naturaleza y no sobre la gracia, como decía Santo Tomás de Aquino (los dos son dominicanos y Victoria introduce como libro de texto la Suma Teológica de Santo Tomás en Salamanca). La legitimidad del poder no depende por lo tanto del hecho que el gobernante sea o no cristiano, como habían sostenido primero algunos herejes para los cuales era después un poder pagano legítimo y la afirmación de nuestros dos españoles, si nunca lo han conocido, sólo podían estar en las aberraciones demoníacas papistas. Pero hay más. Para demostrar la racionalidad de los indios americanos, Francisco se Victoria recurre a lo político. Demuestra que eran razonables y que podían tener una vida política, fundándose en abundante noticias que llegaban de América a su convento de San Esteban, afirma que había vida social y política y por lo tanto son racionales. De esta manera va más allá de lo que afirmó Pablo III en su bula de 1537, cuando era la racionalidad el reconocimiento de la naturaleza humana de los indios. Para Victoria la existencia de una vida asociada, con leyes, con comercio, instituciones, gobierno, es lo que cuenta. De un lado, por lo tanto, Victoria y Soto reconocen la legitimidad de los príncipes americanos; por el otro niegan la existencia de poderes universales: ni el Papa ni el emperador son los señores del mundo. No hay entonces valor político alguno en la bula Inter coetera con la que en 1493 el papa Alejandro VI había dividido el mundo en meridional para los españoles y portugueses. Victoria y Soto deben preguntarse después cuál es ó puede ser el motivo legítimo que permite estar a España en América. Victoria dará una larga lista de motivos, muchos ilegítimos y puestos premeditadamente, otros legítimos, por lo que la presencia española en América queda a salvo, pero lo que aquí interesa es el reconocimiento a la política americana y de los estados americanos. Las razones que en él aduce para justificar la legitimidad de la presencia española en América son motivos que también se dan en Europa, por ejemplo entre franceses y españoles. No es casual, en efecto, que Carlos V permanezca desconcertado de las dos relectiones de Indis que Victoria escribe al sacerdote del convento de San Esteban, donde Victoria vivía, para prohibir los debates posteriores a su argumentación. Sin peros (es significativo) saca su favor a Victoria que años después quisiera enviar a Trento como teólogo imperial. Esta fue por años y decenios la línea vigente. No faltó también en el mundo hispano negadores radicales de la humanidad del indio o de su posibilidad de civilización; mucho menos faltó quien explotó a los indios en su propio interés. Pero el plan de debate de aquellas ideas que declaraba el derecho hispánico a la sumisión de los indios por su naturaleza inferior, fueron voces minoritarias y perdedoras. De este punto de vista me parece que se puede decir que resulta en cambio cuanto insatisfactoria la posición de Bartolomé de Las Casas, el dominicano defensor de los indios, que muchos trabajos han estado y se han aprovechado de la polémica sobre la colonización española y católica. En sus ideas, en sus posiciones intelectuales y políticas hay algo que grita y contrasta con el mundo que está naciendo. Se enfrentaban sus ideas con las de Victoria y Soto, paradojalmente, Las Casas aparece más cerca de Juan Ginés de Sepúlveda, el célebre autor de grandes textos políticos y filosóficos donde se sostenía, casi solo entre los teóricos políticos y contrario a la autoridad de Carlos V, pero como buen aristotélico, la esclavitud natural de los indios americanos. El gran amigo de los indios, Las Casas, y el gran enemigo de los indios, Sepúlveda, tuvieron también un durísimo encuentro público en Valladolid ante una comisión de estudiosos, teólogos, juristas, encargados de evaluar las respectivas posiciones. No obstante, los dos adversarios pensaban del mismo modo ambos de nuevo a esquemas políticos de tipo medieval, legados de la vieja concepción de la teocracia pontificia, aquella que siguiendo la bula de Alejandro VI constituía título legítimo de infundamento y de dominio político."Extracto del profesor Claudio Finzi de la Universidad de Perugia, Italia).
2.       José Joaquín Ugarte (1994) El doctor Ginés de Sepúlveda y los justos títulos de España para conquistar América. Los planteamientos que el doctor Sepúlveda utilizó para argumentar que la conquista española era justificada, los escribió en sus publicaciones Demócrates Alter (o Diálogo de las justas causas de la guerra); la apología pro libro de Justis Belli Causis (o Defensa de las justas causas de la guerra); su defensa ante la junta de Valladolid y dos cartas a Melchor Cano, donde afirma su doctrina tergiversada. De estos escritos se desprenden sus respectivos argumentos, que el doctor Sepúlveda explica, por un lado los que atentan contra la razón y el derecho natural, como lo es la barbarie de los indios y el derecho a civilizarlos, por medio de la sumisión, se menciona como “servidumbre natural”, sus continuos pecados contra la ley natural que da derecho a corregirlo y evitar sus barbaries, y por último la defensa de la víctimas que creaban los indígenas producto de sus barbaries; y por otro lado los argumentos teológicos, que era la autorización pontificia para combatir los pecados contra la ley natural y eliminar las barreras que ponían los indios a la predicación del evangelio.
§  Argumentos de razón y derecho natural: en este sentido Sepúlveda trata de explicar que el indio no es intrínsecamente malo sino que lo que lo pervierte es su cultura, su entorno, por ende dice que la barbarie que autoriza la conquista tiene una connotación fundamentalmente moral. Sepúlveda nos dice
...Digo que los bárbaros, se entiende como los que no viven conforme a la razón natural y tienen costumbres malas públicamente entre ellos aprobadas....ora les venga por falta de religión, donde los hombres se crían brutales, ora por malas costumbres y falta de buena doctrina y castigo...
con esto trata de decir que el fin de la conquista es la civilización y bien de los bárbaros, ya que con leyes justas y conformes a la ley natural, hacía de la vida de los indios una inserción a una vida mejor y más suave, agrega que si se rehusa al imperio puede ser obligado por las armas, y esa guerra será justa en virtud del derecho natural.
3.      Dentro de la misma temática con respecto a la servidumbre natural, Sepúlveda se basa en las sagradas escrituras y dice
4.      ...Porque escrito esta en el libro de los proverbios “El que es necio servirá al sabio” tales son las gentes bárbaras e inhumanas, ajenas a la vida civil y a las costumbres pacíficas, y será siempre justo y conforme al derecho natural que tales gentes se sometan al imperio de príncipe y naciones más cultas y humanas, para que merced a sus virtudes y a la prudencia de sus leyes, depongan la barbarie y se reduzcan a vida más humana y al culto de la virtud.
5.      Sepúlveda describe aspectos de los indígenas, los cuales califica de acciones bárbaras, entre ellos está el que no posean ciencia y que sean iletrados, que no tengan leyes escritas, que sean caníbales, cobardes y carezcan de propiedad privada entre otros. Pero todo esto sin dejar de lado que son solo connotaciones morales, y que en sí, el indio puede ser civilizado ya que la condición de bárbaro es, en el pensamiento de Sepúlveda, un estado accidental superable y no una naturaleza humana distinta y por ende la posición de servidumbre del indio no es en sí mismo un estado de esclavitud sino un sometimiento político del cual puedan evolucionar intelectual y moralmente si son gobernados por una nación civilizada. Así mismo (dice el doctor Sepulveda) la barbarie, entendida como estado de atraso cultural y moral que redunda en costumbres condenadas por la naturaleza y en una ineptitud para gobernarse humanamente, autoriza a cualquier pueblo civilizado que este en condiciones de seguir á los bárbaros en conformidad con la ley natural, de sacarlos de su estado inhumano para someterlos a su dominio político. Incluso por las armas, si no hay otro remedio. Esta conclusión en que el hombre depende de su propia razón, que le permite autodirigirse y autodisernir, pero si el hombre es carente del uso de la razón no es dueño de sí y debe servir a quien sea capas de regirlo y por ende que si la finalidad de la guerra es la civilización de los bárbaros, es entonces un bien para estos. Sepúlveda justificó la dominación política pero rechazó la dominación civil, o sea la esclavitud y la privación de sus bienes, con respecto a este tema nuestro autor dice
6.      No digo que a estos bárbaros se les haya de despojar de sus posesiones y bienes, ni que se les haya de reducir a servidumbre, sino que se debe someter al imperio de los cristianos...
7.      Es importante destacar que Sepúlveda defendía a la sujeción política, pero no su esclavitud pues la creencia vulgar confunde ambas cosas, y lo hace partidario de la esclavitud.
8.      Con respecto a los pecados contra la ley natural, el doctor Sepúlveda, basándose en el hecho de que los indios ofrecían sacrificios humanos en gran número a sus dioses falsos, y otros actos de similar barbarie, dice:
9.      ...y ha de entenderse que estas naciones de los indios, quebrantan la ley natural, no porque en ellas se cometan estos pecados, simplemente, sino porque en ellas tales pecados son oficialmente aprobados....y no los castigase en sus leyes o en sus costumbres, o no impusiese penas levísimas a los más graves y especialmente a aquellos que la naturaleza detesta más, de esa nación se diría con toda justicia y propiedad, que no observa la ley natural, y podrían con pleno derecho los cristianos, si rehusaba someterse a su imperio, destruirlas por sus nefastos delitos y barbarie e inhumanidad....
10.   Con esto el doctor Sepúlveda trata de proteger las víctimas de las barbaries humanas y señala:
11.   A todos los hombres, les está mandado por ley divina y natural, el defender a los inocentes de ser matados cruelmente, con una muerte indigna, si pueden hacerlo sin gran incomodo suyo
12.   y pone como hombres rectos y salvaguardadores de las víctimas a los cristianos.
§  Argumentos teológicos: Con respecto a la autorización pontificia para combatir los graves delitos contra la ley natural, Sepúlveda dice que la potestad del Papa
Si bien se aplica propiamente a aquellas cosas que pertenecen a la salvación del alma, y a los bienes espirituales, sin embargo, no está excluida de las cosas temporales en cuanto se ordenan a las espirituales
por ello el Papa puede obligar a las naciones a que resguarden la ley natural.
Sepúlveda dice, además, que a nadie se puede obligar a abrazar la fe católica
La razón de lo cual es porque aquella violencia sería inútil, pues nadie, repugnándolo su voluntad, que no es posible coaccionar, puede ser hecho creyente. De modo que debe usarse la enseñanza y de las persecuciones
pero a pesar de ello los cristianos pueden inducir por medios racionales a los bárbaros a civilizarse, ya que es su obligación. Si el primer intento no resulta, Sepúlveda menciona:
Si no se puede proveer de otro modo el asunto de la religión, es licito a los españoles, ocupar sus tierras y provincias, y establecer nuevos señores y destituir a los antiguos.
13.    Jesús Cuéllar Menezo, en El País, 29/08/2007; citando la Apologética Historia Sumaria.
15.    Historia de las Indias (3 tomos). México, D. F.: Fondo de Cultura Económica, 1951, citado en Bartolomé de las Casas y la esclavitud africana, de Luis N. Rivera Pagán[1]. En este mismo artículo se dice:
Sobre la libertad o esclavitud de negros africanos e indígenas americanos es significativa una marcada diferencia en las declaraciones papales. En el siglo quince diversas bulas y decretos papales - Dudum cum ad nos (1436) y Rex Regum (1443), de Eugenio IV, Divino amore communiti (1452) y Romanus Pontifex, (1455), de Nicolás V, Inter caetera (1456) de Calixto III y Aeterni Regis (1481) de Sixto IV -, letras apostólicas de cruzada, algunas, de conquista evangelizadora otras, avalaron y legitimaron la servidumbre forzada de los africanos negros llevada a cabo por la corona portuguesa. Por el contrario, la bula Inter caetera(1493) de Alejandro VI insiste en la conversión de los nativos americanos, suponiendo su libertad, y la Sublimis Deus (1537) de Pablo III proclama esa condición y amenaza con la excomunión a quien los esclavice. Como español y hombre de iglesia, por consiguiente, Las Casas se sentía firmemente compelido a protestar a viva voce contra la esclavitud indígena. La africana llegó a cuestionarla en su Historia de las Indias, pero sólo soto voce y con cierta discreción.
La razón de la diferencia es, entre otras cosas, la asimilación de los africanos a la condición de "moros" o "musulmanes" (con razón o sin ella), y como tales sujetos a un mismo trato con éstos, que se consideran "infieles".
Las Casas... nunca negó la licitud de ciertos tipos de esclavitud. Aceptaba el concepto tradicional de ius gentium que preconizaba la licitud de esclavizar los cautivos en una guerra justa. Esta idea tiene orígenes bíblicos (Deuteronomio 20:14) y clásicos (Aristóteles, La política, libro 1, capítulos 3-8), modificada por la excepción de no someter a cristianos a la servidumbre forzada. También, al menos inicialmente, no cuestionaba Las Casas el argumento, esgrimido por la corona portuguesa y el papado, que los africanos eran moros y sarracenos y, por ende, susceptibles de lícitamente someterse a servidumbre forzosa. En su opinión, por el contrario, los indígenas del Nuevo Mundo eran esclavizados inicuamente porque: a) las guerras de los españoles contra ellos no eran justas; o b) eran adquiridos por otros medios ilícitos robos, "rescates", tributos inhumanos) y, por tanto, su sometimiento a servidumbre faltaba a la ética y al derecho. Esta es la tesis que defiende en Tratado sobre la materia de los indios que se han hecho esclavos

Juana Inés de la Cruz


Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana (de Asuaje, según algunos), conocida como Sor Juana Inés de la Cruz, (San Miguel Nepantla, México, 12 de noviembre de 1651 (o 1648, de acuerdo a algunas fuentes) – Ciudad de México, México, 17 de abril de 1695) fue una religiosa católica, poetay dramaturga novohispana. Por la importancia de su obra, recibió los sobrenombres de El Fénix de América y La décima Musa.

Contenido

·         1 Biografía
·         2 Obras
·         3 Curiosidades
·         4 Bibliografía
·         5 Notas
·         6 Referencias
·         7 Enlaces externos

Biografía [editar]

Hija ilegítima, su madre fue la criolla Isabel Ramírez de Santillana y su padre Pedro Manuel de Asbaje y Vargas Machuca, militar español de Vergara, en la provincia vasca de Guipúzcoa. Aprendió náhuatl con sus vecinos.1 Asimismo, aprendió a leer y escribir a los tres años al tomar las lecciones con su hermana mayor a escondidas de su madre.2
Descubrió la biblioteca de su abuelo y así se aficionó a los libros.3 Aprendió todo cuanto era conocido en su época, es decir, leyó a los clásicos griegos y romanos, y la teología del momento. El amor al saber de la niña Juana era tanto que, deseosa de aprender, le propuso a su madre disfrazarse de hombre para asistir a la universidad, según ella misma escribió.4
La mandaron a vivir con unos tíos en la ciudad de México, quienes le hicieron entrar en la corte virreinal novohispana.5 De este tiempo hay muy pocos datos biográficos, aunque se sabe que fue dama de la virreina, la marquesa de Mancera. Durante esta época ya escribía poemas cortesanos y la asombrosa inteligencia de la jovencita maravillaba a todos, al grado que el virrey decidió reunir a cuarenta sabios para que la interrogaran, y a todos contestó con inteligencia y conocimiento.6 De esta manera terminó llamando la atención del padre Núñez de Miranda, confesor de los virreyes, quien, al saber que la jovencita no deseaba casarse, le propuso entrar en religión.7 Aprendiólatín en veinte lecciones impartidas por Martín de Olivas y probablemente pagadas por Núñez de Miranda.nota 1 8 Después de un intento fallido con las Carmelitas, cuya regla era de una rigidez extrema que la llevó a enfermarse, ingresó en la orden de las Jerónimas, donde la disciplina era algo más relajada, y tenía una celda de dos pisos y sirvientas.
Allí pasó la vida, escribiendo versos sacros y profanos, villancicos para festividades religiosas (San Pedro, Santa Catarina, Navidad...)autos sacramentales y dos comedias . También sirvió como administradora del convento, con buen tino, y realizó experimentos científicos.9
Su confesor, el jesuita Antonio Núñez de Miranda, le reprochaba que se ocupara tanto de temas mundanos, lo que junto con el frecuente contacto con las más altas personalidades de la época debido a su gran fama intelectual, desencadenó las iras de éste, principalmente después de que Sor Juana fuese elegida para realizar un Arco Triunfal en honor a los recién llegados virreyes, quienes le dispensaron inmediatamente su favor. Bajo la protección de la entonces virreina, marquesa de la Laguna, decidió rechazarlo como confesor.10
Esta amistad con las virreinas queda plasmada en poemas al uso de la época, esto ha llevado a que algunos lectores del siglo XX pretendan encontrar en ellos "tendencias homosexuales". A las dos que coincidieron temporalmente con ella les escribió poemas bastante encendidos, y a una le dedicó un retrato y un anillo. Fue precisamente la condesa de Paredes quien se llevó las obras de Sor Juana a España y financió la edición de sus obras.11
Sor Juana se vio involucrada en una disputa teológica, a raíz de una crítica privada que realizó de un sermón del muy conocido predicador de treinta años atrás, el jesuita António Vieira, que fue publicada por el obispo de Puebla Manuel Fernández de Santa Cruz; éste la prologó bajo el seudónimo de Sor Filotea, recomendándole que dejara de dedicarse a las "humanas letras" y se dedicase en cambio a las divinas, de las cuales, según el obispo de Puebla, sacaría mayor provecho. Esto provocó la reacción de la poetisa a través del escritoRespuesta a Sor Filotea, donde hace una encendida defensa de su labor intelectual y en la que reclamaba los derechos de la mujer a la educación.9
Hasta la fecha no se sabe por qué dejó de escribir, los críticos católicos han visto en Sor Juana una mayor dedicación a las cuestiones sobrenaturales y una entrega mística a Jesucristo,12 otros han visto, en cambio, una conspiración misógina tramada en su contra, tras la cual fue condenada a dejar de escribir y se le obligó a cumplir lo que las autoridades eclesiásticas consideraban las tareas apropiadas de una monja.13 Hasta la fecha no han existido datos concluyentes, pero sí se han avanzado en investigaciones donde se ha descubierto la polémica que causó la "Carta Atenagórica".14
Lo cierto es que llamó a Núñez de Miranda para que la asistiese otra vez y poco antes de su muerte fue obligada por su confesor a deshacerse de su biblioteca y su colección de instrumentos musicales y científicos, los cuales se vendieron para ayudar a los pobres. Murió por una epidemia el 17 de abril de 1695.15


Obras [editar]

Entre sus obras se cuentan poemas galantes, poemas de ocasión para regalos o cumpleaños de sus amigos, poemas de vestíbulo sobre pies o consonancias sugeridos por otros, letras para cantarse en diversas celebraciones, como los villancicos para ser cantados en las iglesias, entre los cuales intercaló una forma lírica de su invención llamada tocotín, el cual se caracteriza por tener pasajes en náhuatl. Entre estos villancicos destacan también los "Cantares de negros".
Escribió por encargo de la corte de Madrid tres autos sacramentales cuyas loas hablan sobre el descubrimiento, la conquista y la evangelización de América; entre ellos destaca el Divino Narciso, nombrado así en alusión a los autos de Pedro Calderón de la Barca. En este, Sor Juana presenta la caída y la redención del género humano por medio del sacrificio de Jesucristo, que permanece en la hostia para salvar a sus hijos una y otra vez mediante una alegoría mítica. Narciso es Dios creador y Jesús salvador, la Naturaleza Humana (reflejo de Narciso), representa a la humanidad y finalmente Eco simboliza al demonio. Aquí Sor Juana retoma recursos del teatro de Pedro Calderón de la Barca y las usa para crear pasajes líricos de gran hermosura.
Escribió dos comedias, Los empeños de una casa, para una fiesta palaciega y que hasta la fecha es quizá su obra más conocida, y Amor es más laberinto, escrita junto con Juan de Guevara. Asimismo se le ha atribuido la autoría de un posible final de la comedia de Salazar y Torres La segunda Celestina, basándose en un pasaje de Los empeños de una casa; en la década de 1990 Guillermo Schmidhuber encontró una suelta que contenía un final diferente al que se conocía, propuso que esas mil líneas eran de Sor Juana. Algunos sorjuanistas han aceptado la coautoría de sor Juana, entre ellos Octavio Paz,16 Luis Leal y Georgina Sabat-Rivers,17 en tanto que otros, como Antonio Alatorre18 y José Pascual Buxó, la han refutado.
Según ella, casi todo lo que había escrito lo hacía por encargo y la única cosa que escribió por gusto propio es un poema filosófico llamado Primero sueño, llamado así como una manifestación de su admiración a Luis de Góngora y Argote y sus Soledades. Se trata de varios cientos de versos, con forma de silva, a propósito del ansia de saber, el vuelo del pensamiento y su consecuente trágica caída. Asimismo tiene pasajes líricos de gran descripción como el inicial, que usa más de cien versos para narrar la caída de la noche y el sueño de los seres, así como el gran colorido de la parte final, donde se escribe del triunfo del Sol sobre la noche. Se trata quizá del último gran poema barroco.
Además de estas obras, Sor Juana también escribió por encargo de la virreina de Paredes unos poemas que probaban el ingenio de sus lectores, conocidos como enigmas, para un grupo de monjas portuguesas aficionadas a la lectura y el conocimiento y grandes admiradoras de la obra de Sor Juana, que intercambiaban cartas y formaban una sociedad a la que dieron el nombre de Casa del placer. Las copias manuscritas que hicieron estas monjas de la obra de Sor Juana fueron redescubiertas recientemente por Antonio Alatorre en la Biblioteca de Lisboa. Sor Juana también escribió un tratado de música llamado "El Caracol", que no ha sido hallado. Barroca hasta la médula, Sor Juana era muy dada a hacer retruécanos, a verbalizar sustantivos y a sustantivizar verbos, a acumular tres adjetivos sobre un mismo sustantivo y repartirlos por toda la oración, y otras libertades gramáticas que estaban de moda en su tiempo. Por ello, y porque también gustaba mucho de hacer.

Curiosidades [editar]

§  Sor Juana aparece en los billetes mexicanos de alta denominación. Es la única artista que aparece en los billetes, aparte de Nezahualcóyotl, también poeta. Inicialmente apareció en los billetes de cien pesos, que con la inflación terminaron volviéndose monedas. Después del recorte de los tres ceros al peso, Sor Juana salió de circulación brevemente, para reaparecer en los billetes de doscientos pesos.
§  El poeta sardo José Zatrilla y Vico Dedoni y Manca escribió un poema dedicado a Sor Juana con el título: Poema heroico al merecido a/plauso del el único Oraculo de/las/Musas, glorioso assombro de los Ingenios, y/Ce/lebre Phenix de la Poesía, la Esclarecida y Ve/ne/rable Señora, Sor Juana Ines de la Cruz Religiosa Professa en el Monasterio de San Geronimo de la Imperial Ciudad de México, Barcelona, 1696
§  La directora de cine argentina Maria Luisa Bemberg, se basó en la historia de Sor Juana para rodar Yo, la peor de todas
§  La compañía Iberia L.A.E., opera un Airbus 340 para líneas de largo radio bautizado con su nombre.

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